viernes, 24 de septiembre de 2010

Respirar entre oraciones...

De cuántas frases uno ha salido sin aliento? De qué clase de informe colección de letras formando palabras formando sentidos, uno ha tenido la imperiosa pero renuente necesidad de respirar, y se ha encontrado con que la idea, el concepto, requiere de un aire que no tenemos?
A veces, nuestra mente dispara la idea a tal punto que no importa lo que hagamos, no somos capaces de expresarla como corresponde. Y si en el aire puede recogerse la metáfora de nuestras almas... ese aliento de vida que según las supersticiones primigenias nos dió origen; podría ser acaso que algunas ideas son tan intensas que nuestra alma no puede soportarlas?

Te la dejo picando. Cuando quieras, rascate.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Sin Testigo.

No queda nadie que pueda decirte lo que sufrí por vos. Nadie que pueda darme crédito por haber intentado y no haber logrado cautivarte, apresarte en la cima de mis pensamientos como un brote de esperanza cimentado en un posible futuro juntos. 
Carezco de testigos que presten juramento a cada instante en el que me quebré a derramar lágrimas por nosotros, por nuestros momentos. Por cada una de esas posibilidades que se fueron deshilachando como la lana de este pullover viejo que ahora me recuerda que tu existencia no fue inventada, ni salió de un anhelo que a fuerza de terquedad pura se manifestó en este plano.
Está desierto el estrado de seres vivos que puedan explicarte, sin usar palabras raras o conjunciones metafóricas de altísima poesía pero de bajísima eficiencia, cómo se fracturó mi corazón al verte partir.
Verte partir, es en sí una expresión metafórica. Te habías ido estando al lado mío, enfrente mío, encima mío. Estabas en ese lugar que de tan cerca es tan lejano que nada te llega, nada te alcanza, nada es suficiente.
Esta mañana me levanté pensando en que si hoy estuvieras acá, las cosas no serían lo que son hoy. 

Y sonreí.

Eso te dice todo.